Chile, un país de muchas sorpresas, tiene varios de los mejores vinos del mundo, pero parece que el mundo no lo sabe. Esta es una preocupación permanente de los productores nacionales, quienes sostienen que las fabulosas exportaciones del país llegan hasta las góndolas de supermercados y tiendas especializadas, pero no llegan a las mesas de los buenos restaurantes.

El bajo precio de los mostos nacionales, pero también el escaso conocimiento de nuestras cepas por los sommeliers de restaurantes han llevado a que sean sólo algunas marcas las que hoy se encuentren en las mesas de restaurantes de mantel largo.

Héctor Vergara,el único máster sommelier de Sudamérica, sostiene que el emblema chileno hoy es el Clos Apalta de Lapostolle, cuya versión 2008 obtuvo el máximo puntaje en Wine Spectator. Una botella puede costar en un restaurante de Nueva York desde US$ 126 ($75 mil), casi el doble de su precio en supermercados. Además de esta etiqueta, se ofrecen en cartas el Casa Real de Santa Rita (a la izquierda) y Don Maximiliano de Errázuriz (a la derecha). Junto con Seña, de Errázuriz y Purple Angel de Montes, no son más de 12 las etiquetas que se encuentran en las “mesas del mundo”, a diferencia de las varias decenas de marcas que sí se venden en tiendas internacionales.

La tendencia es similar en europa, exceptuando a Irlanda donde, según el conglomerado de medios Nielsen, Santa Rita es la marca internacional que más vende en restaurantes, seguido de Viña Carmen (3) y Undurraga (6).

Para intentar revertir esta situación, Héctor Vergara, viajó a Nueva York para presentarle los vinos chilenos a los sommeliers locales y, como explicó The Wall Street Journal, empujarlos para que incluyan etiquetas chilenas en sus cartas.

Vergara enseñó sobre vinos nacionales a varios expertos, algunos de los cuales viajarán a Chile para interiorizarse más de las marcas. Este es uno de los esfuerzos de la industria, que ya tiene en el corazón de Brooklyn a la tienda Puro Wine, que sólo vende botellas chilenas.

Dos o tres veces más que en una tienda puede costar un vino en un restaurante, cifra que puede subir si el lugar es de una categoría superior.

Fuente: El Mercurio