Un estudio piloto realizado en Nueva Zelanda muestra que la reintroducción de rapaces evita que especies como zorzales y estorninos devoren la producción | El proyecto puede evitar millones de pérdidas económicas en viticultura y mejorar el equilibrio ecológico.
La presencia de bandadas de pájaros como los estorninos pueden causar suciedad y ruido en las ciudades pero cuando afectan a zonas agrícolas, las molestias se pueden convertir en graves daños económicos. La alteración de los ecosistemas, con la desaparición de numerosas aves rapaces y la introducción de especies exóticas, ha incrementado durante los últimos años los problemas de relación entre algunas especies de pájaros gregarios y actividades humanas como la agricultura o incluso la aviación.
El uso de la cetrería en aeropuertos para alejar a los pájaros de las aeronaves es común en muchos puntos del mundo. En cambio hasta ahora se conocen pocos casos de éxito en la reintroducción en el medio natural de rapaces autóctonas como medio para controlar las plagas de pájaros gregarios.
Una curiosa experiencia en este campo ha sido llevada a cabo por expertos del departamento de Conservación del gobierno de Nueva Zelanda.
El equipo liderado por Sara Kross, Jason Tylianakys y Ximena Nelson explica en un articulo científico publicado en el último número de la revista Conservation Biology la experiencia de reintroducción en viñedos del halcón maorí o halcón de Nueva Zelanda (Falco novaeseelandiae). Los expertos trataban de comprobar si la presencia de esta rapaz autóctona, incluida en la lista de especies amenazadas de Nueva Zelanda, afectaría a la abundancia de cuatro especies de paseriformes que son consideradas plagas en los viñedos, y que provocan graves pérdida económica en este importante sector agrícola.

Halcones como estos podrían evitar ataques de pájaros a viñedos
Una buena barrera para los pájaros foráneos
Tres de los pájaros que dañan la producción de uva son especies introducidas en Nueva Zelanda, el mirlo (Turdus merula), el zorzal común (Turdus philomelos) y el estornino común (Sturnus vulgaris). La cuarta es una especie nativa, el pájaro de anteojos o zosteropo de lomo gris (Zosterops lateralis), que picotea la uva causando daños menores.
Los datos del estudio son muy claros. “La introducción de halcones en los viñedos se asoció con una disminución significativa de la abundancia de las especies introducidas y con una reducción de 95% en el número de uvas afectadas por estos pájaros en comparación con viñedos sin halcones”, indican los autores.
La presencia de halcones no se asoció con cambios en el número de Zosterops lateralis, pero en los viñedos con halcones hubo una reducción de 55% en el número de uvas picoteadas. “Nuestros resultados indican que, en relación con el daño en viñedos sin halcones, que la presencia de un halcón potencialmente resulta un ahorro equivalente a 200 euros por hectárea para la variedad de uvas Sauvignon Blanc y de casi 300 euros por hectárea para la variedad Pinot Noir”, calculan los investigadores en el resumen de su estudio.
(lavanguardia.com)